domingo, 2 de septiembre de 2012

ME ENCOMIENDO A LAS MUSAS

El tarot, los posos del café, las piedras mágicas de Elena Galván, que sé yo. Ahora todo se arregla con este tipo de majaderías y supercherías. Si no que le pregunten al Fondo Monetario Internacional... Si algo en tu vida no va todo lo bien que debiera es siempre por causas nada extrañas a tí. La desconfianza en tu pareja, en tus pseudoamigos, en tí mismo está generada casi siempre por motivos puramente subjetivos. O no. ¿Quién sabe qué pensamientos pasan por la cabeza de la gente que no eres tú? ¿ Por qué, de la noche a la mañana, tu mujer desconfía de tí, tu mejor amigo se olvida por completo de que existes o visualizas pesadillas estando despierto? ! Qué tiempo tan raro nos toca vivir ahora ! Aún así la vida sigue, y comes cada día, sin darle importancia al hecho de alimentarte, dándolo por hecho, sin ni siquiera caer en la cuenta que los tiempos que se avecinan, que ya vivimos hoy , no van sino hacia un irremisible destino lleno de incertidumbres. Un futuro tecnológico plagado de " cédulas de pedir ", para distinguir los pobres verdaderos de los fingidos, como ocurriera a la sazón hace cinco siglos. Cinco siglos que ya creíamos superados. Cincuenta años de mendicidad, de beneficencia franquista, hoy resucitada por obra y arte del poder arbitrario de los " liberalistas rajoyanos ". Poder omnipotente, destructor de derechos sociales, derechos fundamentales, en un estado de " no derecho " aquiescente. No les suena a algo tanta tdt plagada de canales basura del tipo tarot 24 horas, "llama y gana dinerito contante y sonante", tertulianos con culos rebosantes de mierda, que vomitan cada día a la hora de la siesta. Ay, bendita siesta española ¡Pues a mí me suena al fin de los tiempos de la democracia, masacrada por actores que no se saben nada el papel e improvisan de mala manera. Como si de un tribunal popular "tipo telecino" se tratara. Tienen órdenes precisas que ejecutan a la perfección: mantener entretenido el sentido común para actuar de forma subrepticia y apalearnos con toallas mojadas que no dejan marca visible. El daño está por dentro. Y ya está hecho. Pues eso.