jueves, 12 de mayo de 2016

Mi vida un 12 de mayo.

Mi vida es todo menos habitual, normal o convencional. Es un poco desordenada, lo justo para no tropezar por la calle mientras tecleo esto. Es una mezcla de rarezas, trivialidades, levedades , y a veces genialidades al estilo de Epicuro. Este sabio defendía la vida retirada y oculta. A veces, estar oculto no está mal, pero no demasiado tiempo pues se puede uno enmohecer. Acuso ya las horas de sueño robadas al reloj e intento aprovechar los 5 minutos que me regalan las musas. Esta vida, la que vivimos frenéticamente, no deja resquicio a la reflexión. Nadie se para ya y se entrega a la contemplación pura. ¿Tenemos que documentarlo todo?¿Acaso los momentos más mágicos no debieran ser reservados para la intimidad de lo efímero? ¿Por qué tenemos que inmortalizarlo todo? Creo que esta moda sera pasajera. Seguro que volveremos a los orígenes. A esos días sin tatuajes, donde éramos mas personas y menos escaparates humanos. Ahora se vive mal y rápido. Eso si, las nuevas generaciones serán mas longevas. Vivir más para lucir más años la estulticia policroma de las cacatúas. Repitiendo errores, infinitamente. A nadie le gusta envejecer como tortugas. Esas criaturas envejecen muy lentamente, tanto que desde que nacen tiene aspecto de vejez prematura. Lo de ahora no va por buen camino. Lo de ahora es una carrera de velocidad hacia no se sabe dónde. Paremos esto, por favor. Y lo que más me jode es que no se puede. Imposible.