martes, 19 de septiembre de 2017

Beso

Mi primer beso, mi primera estremecida, mi primera experiencia que transportó mis sentidos hacia parajes inexplorados. Torpe e inexperto, ilusionado. Con la mente embotada. Llegaste en una despedida corta, a través de palabras que aderezaron mi lengua y mis manos para tocar las tuyas. Para sentir tu azabache, acrisolado por las ondas capilares. Párvula cintura que tímidamente intuí y rodeé como un colegial. Mi primer beso, como una impronta grabada a fuego. Cruzando la fina línea, sucumbimos a la vida. Cosquilleos de montaña rusa, ¿qué subida nos aguarda ahora? Mi primer beso eres tú. Miríadas de mariposas revolotean por doquier, con vocación perdurable, como mi primer beso.

A deshoras.

A deshoras, perdido en brazos de la amistad. Perdido e incomprendido. Cuando parece que no puede ser, pero con el tiempo justo para dedicarte un minuto de eternidad. Un instante que fuera una vida. Sin contemplaciones, porque el objeto de mi deseo eres tú. Sin permiso , sin prerrogativas. Cuando los toros mueren, de uno en uno en las plazas. A esa hora en que arte y dolor se entremezclan, a esa hora te dono mi alma. Y no pierdo nada, sino gano el universo y la luna casi menguada.

Me decido

Me decido por vivir. Me decido por sentir. Me decido por dar, por recibir. Me decido por la frescura de quién está en mis pensamientos. Me decido por discriminar y desechar mezquindades de otras vidas. Me decido por estrenar traje nuevo contigo. El traje de los domingos. El traje de las ocasiones para ti. Mi piel será tu piel. Ese será nuestra ropa. Me decido por este momento inabarcable pero cotidiano. Mis palabras son torpe bebé que tropieza con los grandes problemas que le plantea una escalera infinita. Aún estamos vivos. Muy vivos y con la energía imponente de la novedad que nos aguarda cada día. Me decido por la electricidad que pasa por mis huesos cuando te toco. Por la ternura que derramas en mis manos cuando las rozas. Me decido por ti.

Zapatero

Soy zapatero remendón y arreglo sonrisas quebradas. Con fina mano y tiempo lento. ¡Silencio ! Trabaja el zapatero y remuerde el cuero con dientes y lezna. Todo lo puedo, como si de un dios se tratase. Todo lo tolero como una tripa nueva. Ojales zurzo para botones de todas las tallas. Urdimbre y rueca laboro con primor. Ojos negros que miran con asombro mi pequeña artesanía. Manos minúsculas que acarician mis enormes uñas. Taller abierto todo el día. Así pone en mi puerta. Hago correas a medida. Perforo las tallas a demanda. Todo lo puedo, todo lo hago. Mas tu tersa boca se resiste. Y no reparo en gastos para enderezar tu sonrisa. Pequeña, infinita, fugaz. Taller con ventanas llenas de luz de la tibia mañana otoñal que se avecina . Tú me encargaste arduo trabajo de compostura difícil. Pagaste por adelantado. Y yo soy de buen oficio orgulloso. Trabajo en marcha y tu pelo ensortijado llena la estancia. Mi lugar de faena ya huele a ti. Y contigo comienzo desde hoy. Hilos , agujas y tejiendo tu cejas de piel oscura. Cordobanes para tus brazos. Filigranas para tu vientre que rebosa vida. Todo lo hago, todo lo puedo. Zapatero remendón, abierto todo el día.