martes, 6 de marzo de 2018

Prólogo para la vida.

Prólogo para la vida. Perder el gusto por la lectura, por la literatura, por la palabra escrita. No tanto por escribirlas. La palabra, magnificencia de lo trascendente. La vida, llena de luces, de mar, de escapadas en la noche. Salir a la gente, a lo interesante y a lo trivial. Eso es lo que anhelo. No meterme en más problemas.... Aunque , ¿ Quién me garantiza que no volveré a enredarlo todo de nuevo? ¿ Quizá el vacío de la idea de desaparecer es la más inquietante de las incertidumbres certeras? No soy mi familia, aunque lleve átomos del mismo universo que impregnan todo mi ser. Soy Daniel, quien escribe y repite sin cesar métodos inútiles para prosperar. Daniel, quien debe arriesgar todo para conseguir lo que sueña. Ser feliz con lo que pueda cambiar en la vida de cuantos me rodean y con la mía propia. Sólo necesito seguir escribiendo, como una droga dura que crea adicción. Y escribir con lógica Aristotélica¡¡¡¡ Dejar una impronta en mis estancias vitales, en quien me valora y me quiere tal cual. Eso necesito, sin duda. En el tiempo en que se consume un cigarro, cambiar el mundo, cambiar mi mundo. Mutarlo. Mudar las ideas que se agolpan en mi cabeza, desmenuzarlas como si fuera pescado, desgranarlas como maíz en mazorca, desmembrarlas una a una ( a modo de puzzle que se descompone). Construir desde los escombros. De forma imprecisa, construir la media vida que será plena. Digna y provechosa. Lo prometo. Me lo prometo. Te lo prometo, primavera.