miércoles, 7 de mayo de 2008

Me afeito

Me Afeito por la noche y en el espejo ordeno a la barba no crecer.
Por la mañana amanezco liso como el culito de un niño y no te araño.
Esa es la prueba definitiva de que soy perfecto.
Y tú dices que algo falla.
Yo estuve en cuarentena antes de llegar a ti. Mucho tiempo. Cuarenta y un días para ser exacto.
Los hombres de las batas me hacían pruebas y se miraban a los pies de mi cama. Cuchicheaban.
Yo aguzaba el oído y los oía decir que no podía ser, que tanta perfección, que los instrumentos pueden fallar. Y el de las barbas decía que había que repetir las pruebas.
Sospecharon que yo escuchaba. Desde entonces se retiraban detrás de las cristaleras a deliberar.
Yo aprendí a leer los labios.
Los hombres de las batas decían que el ser humano es imperfecto por naturaleza, que tanta perfección no podía ser buena. Que tenían una responsabilidad, no me podían dar al mundo y ahí queda eso. Y el de las barbas insistía en que había que repetir las pruebas
Sospecharon de mí y dejaron de hablar tras el cristal. Se retiraron al cuarto contiguo a deliberar. Yo aprendí inmediatamente a leer sus mentes.
Los hombres de las batas estaban preocupados porque el tiempo se acababa y necesitaban las instalaciones para analizar un extraterrestre y un unicornio alado. Tenían que tomar una determinación. Ya tenían toda la documentación. Lo más lógico era destruirme por el bien común. El mundo no estaba preparado. Y el de las barbas tenía problemas morales y técnicos, insistía en que había que repetir las pruebas una vez más.
Mi instinto de supervivencia funcionó tan perfectamente como todo lo demás y los llamé con el botón de la cabecera.
Vinieron enseguida.
Les conté que si me soltaban, me limitaría a buscarte y pegarme a ti como una lapa, colocarte en tu pedestal y mantenerte ahí hasta el fin de mis fuerzas. No usaría mi poder para el mal. Ni para desestabilizar, ni para darle la vuelta a nada.
El hombre de las barbas dejó de pensar que había que repetir las pruebas y me miraron así, como tú me estás mirando ahora.
Pues claro que puedo leer la mente.
Ahora mismo estás pensando que sería capaz de inventar cualquier historia para no perderte.

Tema: el pedestal. ¿La vida? ¿El amor?
Argumento: Trola perfecta en una situación desesperada.


by bernar
(leido por danielon con fruicion y entusiasmo)

1 comentario:

El Bernar dijo...

Este cuento es bueno.
Me gusta leerlo una y otra vez.