Campos en los que descansar.
Ruido, murmullo de autos.
Urbanismo contagiado.
Fuga, cercanía, huída.
Una, dos, cinco locuras
bien hilvanadas.
Urdimbre mestiza de hilado
fino y tierno.
Fugaces desencuentros
que no cesan.
Hoy, mañana, viernes...
Semanas sin tiempo.
En pie, con mirada altiva
y puño firme
hacia el cosmos.
Vuelve, ven¡¡, dame tus ojos.
Quiero, tú quieres.
Vasija donde iré a beber
de tu tersa espalda
la eternidad que manas.
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