jueves, 3 de mayo de 2018

Dulce lluvia y otras drogas.

Alentando una nueva luz cenital... Ahora, como hace años, siento tus resbaladas gotas rodando sobre mis sienes. En un pentagrama vacío, las redondas alargan el tiempo de silencio y dilatan la mescolanza cromática de tus pupilas. Letras que tienden al infinito corto, eterno y breve cual reflejo que engaña a los sentidos que los destroza provocando el llanto, el llanto alegre y emocionante de tus mejillas rubicundas Distraigo mis quehaceres con juegos pueriles, recreandome en tus caderas , al son de teclas que martillean en la lejanía coitando con fagotts y flautines. Dulce lluvia que remueve y aviva el fuego de mi olfato, relamo el alquitrán de mis enormes dedos castigados por el incesante repicar de campanas medievas. Es culpa de la lluvia, la dulce lluvia.

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