jueves, 15 de noviembre de 2018

Sin título.

SIN TITULO. Reconocer las ansias e intereses ajenos en los propios. Repetir inconscientemente pautas que hacen reconocer signos inequívocos de deseo por la otra persona. Insanas o no, así son las pulsiones humanas del hombre hacia la mujer y viceversa. En la memoria de los momentos felices está la patria donde regresar cada vez que sentimos nostalgia. Recuerdos inventados o alterados por la incesante necesidad de rememorar, para vivir de nuevo esos instantes en los que uno fue dichoso. Cualquier excusa es buena en la medida que denota interés en la persona ansiada, amada y perdida por momentos. Cercana y lejana. Lejana por la ausencia de noticias, por la indisponibilidad. El osado atrevimiento no tiene límites, sobretodo cuando perduran imágenes en la cabeza, que se repiten para deleite y goce del que escribe. Para infligir también dolor, dolor cálido, resquemor. Obsesión leve. Necesidad de sentirse importante para la otra persona. Juego perverso en el que nadie gana. Todos salen dañados. Sin duda.

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